jueves, 23 de junio de 2011
DROGODEPENDENCIA. FLIRTEO CON LA MUERTE
ENAMORADOS DE LA VIDA HASTA MORIR POR ELLA
En contra de lo que suele creerse, los drogadictos no tienen ganas de morir, salvo en ciertos momentos de depresión. De hecho, la muerte los trae sin cuidado, pero necesitan sentirla cerca para saber que están vivos, tal vez, para tener ganas de vivir. Se los puede definir con las palabras del poeta Aragón: " Enamorados de la vida hasta morir por ella "
Los drogadictos no temen la muerte. Un drogadicto dijo en una ocasión: " Vale más morir como un dios que vivir como una cucaracha " Y ése es, en efecto, su estilo de morir: por sobredosis.
ACERCARSE AL BORDE
Si se hace ver a un drogadicto los riesgos de sufrimiento en que incurre, es posible que se aparte parcial o provisionalmente de la droga. Pero no sucede lo mismo con el riesgo de muerte. Cuando uno no se siente bien, no se siente existir. Es preciso bordear la muerte para sentirse vivo. Es preciso acercarse a la orilla para pensar: "sí, estoy vivo".
Paradójicamente, un gran número de drogadictos, cuando se enteran de su condición de seropositivos, " reviven ". La muerte está ahí, puede que su amenaza se aplace más o menos, pero es seguro que se cumplirá. Desde ese momento, la vida para ellos es un verdadero premio. La muerte da a la vida su valor. Y en muchos casos, más de lo que la gente se cree, dejan la droga, trabajan, viven en pareja… la muerte se convierte en algo tangible. La vida también.
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